Bucur Loredan
Bajo los cielos helados del Norte,una tormenta se preparaba para tragarse las tierras cubiertas de nieve.En el palacio de hielo del rey Sigvard,las sombras bailaban en las paredes de piedra y los ecos del pasado se entrelazaban con el viento cortante.En el centro del imponente trono,un hombre con mirada de hierro observaba su reino.El Rey del Norte,inflexible y despiadado,apretó los puños mientras un mensajero se arrodillaba ante él,temblando.-Dime qué descubriste,murmuró Sigvard con la voz ronca,como un eco de la tormenta que rugía afuera.-Es...es verdad,Gran Rey.Princesa Layla...ella es tu hija,dijo el mensajero con la voz desgarrada por el miedo.Las palabras rodaron como un rayo por el pasillo.Los soldados contuvieron la respiración,esperando a ver si el rey descargaría su ira sobre el mensajero o sobre el mundo entero.Pero Sigvard no dijo nada.Él simplemente sonrió.Una sonrisa aguda y peligrosa.A lo lejos,en el Reino Dorado,Layla luchaba entre la verdad y la mentira.Había pasado toda su vida creyendo que era la hija de Jalal,que la sangre de un emperador corría por sus venas.Ahora,sin embargo,estaba descubriendo que todo lo que sabía era una ilusión.Su madre,la que había sido su luz y guía,había escondido el mayor secreto de todos.Y ahora,ella estaba muerta,asesinada por su propio destino.Las lágrimas le quemaban los ojos,pero ella no las permitió.Ella no lo sabía.No cuando la guerra estaba llamando a las puertas de los reinos.'Tariq',dijo en voz baja,mirando al hombre que se había convertido en su escudo y espada.Debo enfrentarme a Sigvard.Debo demostrarle que no podrá reclamar lo que nunca le perteneció.Tariq le tocó la mano suavemente,ofreciéndole el apoyo que necesitaba.