Editorial Trascendental
Dicen que el destino es sabio... pero en este caso, parece que estaba con sueño o simplemente jugó a los dados con la vida de dos personas. Ni almas gemelas, ni media naranja, ni siquiera un buen dúo cómico. De hecho, no se soportan. Si se vieran en un pasillo, preferirían fingir una llamada urgente antes que saludarse.Y sin embargo, ahí están: ella, con la marca brillante de un alfa en el cuello -como si llevara un tatuaje que nunca pidió- y él, un lobo gruñón que, por razones que aún ni los espíritus del bosque entienden, terminó marcando a una humana.¿Lo más irónico de todo? No es que estén unidos por un misterioso lazo sobrenatural. No. Es que ahora tienen que criar juntos a un niño que no es de ninguno de los dos. Sí, leíste bien. Como si el universo hubiera decidido hacer una comedia con su vida. Uno que no vino con manual de instrucciones, ni pañales incluidos.Y ahí van, ella con su café en mano y él con cara de '¿por qué a mí?', intentando no perder la paciencia mientras el pequeño decide que las paredes son su nuevo lienzo artístico.Porque en esta historia, el amor no ha llegado (y quizás nunca lo haga), pero los berrinches, los malentendidos y los momentos absurdamente caóticos, esos sí que están asegurados.