Esteban Perelló Renedo
A mediados del siglo VI, el emperador de Bizancio Justiniano y su esposa Teodora se propusieron descubrir el secreto de la seda, una tela tan deseada y cotizada que su precio superaba al del mismo oro. Nadie conocía si su origen era animal o vegetal, puesto que el emperador del país en donde se elaboraba (Serica), penaba con la muerte a quien traficara o transmitiera cualquier conocimiento o producto relacionado con su producción. Para ello, en 552 AD, dos mujeres (monjas cristianas nestorianas) y un hombre (guardia imperial), partieron de Bizancio portando riquezas suficientes como para comprar almas. Los emperadores les habían encomendado la secreta misión de conseguir las semillas y el misterio de la seda. Su intención era atravesar el imperio bizantino y el persa, para internarse en las tierras de Zonguo (actual China).La aventura, el amor, los celos, el misterio, la vida, la muerte, el conocimiento, todo ello y más, se dan cita en un impresionante recorrido por los tres imperios más importantes de la antigüedad. En esta intensa obra, se desgranan diferentes valores y cobardías de la sociedad, muy de actualidad a día de hoy (igualdad de sexos, cultura, machismo, homosexualidad, racismo,...); sin perder el sentido del humor y la ironía, que se dejan ver mezclados con la misma crudeza de la vida y la insignificancia otorgada a la muerte. Quien posea el conocimiento de la seda tendrá en sus manos el tesoro más grande del mundo.Teodora de Bizancio (497-548)