Harold Segura
El autor parte de una correlación muy original entre la espiritualidad y la cultura gerencial, para el enriquecimiento mutuo de ambas. Pero desde el primer párrafo se define la cruz de la tensión entre ambas: Las espiritualidades han resultado espurias, y la cultura gerencial, asfixiante. Y añade: En esa sed de espiritualidad y en esa hambre de eficiencia hay semillas de misión y simientes de transformación.Desde ese punto de partida, crítica y abierta a la vez, el autor procede a la busca de una espiritualidad más auténtica y profunda, y de estilos de liderazgo que asimilen los aportes de las técnicas modernas de administración, pero que van más allá de ellas, hacia modelos de liderazgo coherentes con el evangelio y eficaces para el siglo 21.Desde la primera edición del 2005 el texto ha cambiado poco; el contexto del liderazgo de las comunidades de fe en América Latina, sin embargo, ha cambiado mucho. También el contexto político y social. Hemos visto desfilar a gobernantes de derecha y de izquierda, conservadores y liberales, todos (¡y todas!) haciendo gala de un estilo de liderazgo prepotente y, en muchos casos, con funestos resultados en su gestión de gobierno. Muchos de los nobles sueños de justicia y buen gobierno por parte de los electorados de esos años, hoy no son más que tristes pesadillas de desconcierto y frustración. En materia de liderazgo y dirección, los fracasos no han sido pocos.En el contexto eclesial, los modelos gerenciales y corporativos son una de las formas predominantes del liderazgo. ¡Y vaya éxitos numéricos los que han obtenido con ellos!: iglesias multitudinarias, presupuestos jugosos, curules parlamentarias, candidatos presidenciales y medios de comunicación a su alcance. Estos modelos son efectivos en cuanto a esos logros numéricos (la empresa privada ya los había probado), pero dudosos en cuanto a su fidelidad al Evangelio y, por ende, inciertos en cuanto a su impacto para la transformación integral de la sociedad... y de la misma iglesia.En esta cuarta edición de Más allá de la utopía. Liderazgo de servicio y espiritualidad cristiana, el sueño de un liderazgo cristiano, servicial, humilde, profético, transparente, participativo, responsable y humanizador (que promueva la vida plena) sigue vigente. Y más urgente que en el 2005.