Rivas Lombardi Abraham
Tres años han pasado desde el fin del consulado de Cayo Hostilio Mancino, retratado en Varón no vituperable. La tragedia de Cayo Hostilio Mancino (Adarve, 2021) y el mundo mediterráneo casi no ha cambiado: la República de Roma es la potencia dominante. En el año 133 a. C persistía la profunda división en el Senado, centro de poder de la República, en tanto la lucha política alcanzaba unos niveles de encono y violencia sin precedentes. Asimismo, un nuevo y peligroso fenómeno surgía en los últimos años en Italia, el descontento de los campesinos libres y los legionarios licenciados del ejército, empobrecidos o endeudados por el fracaso del régimen de propiedad de las tierras. El inminente estallido social solo necesitaba de un líder; tal era el panorama cuando Mancino retornó a Roma tras tres años de autoexilio. Respetado senador y cónsul en el 137 a. C, ahora caído en desgracia, estaba obsesionado con ajustar las cuentas con sus enemigos, decidido a cruzar la crítica línea que separaba las palabras de los hechos para cumplir con sus objetivos. Esta es la historia de la venganza de Cayo Hostilio Mancino.