J.L. Álvarez
Son preguntas que se hacía, en su interior y desde temprana edad el búlgaro Nicolai Stoyanov. A los catorce años es capturado por mercenarios para ser vendido como esclavo en el mercado de Estambul. En pleno siglo XVI, el Imperio Otomano vive un esplendor económico, social y militar sin precedentes al mando del sultán Solimán «el Magnífico». Nicolai, cristiano de nacimiento y musulmán converso, es designado para formar parte del cuerpo militar otomano de élite más sorprendente de la época: los guerreros jenízaros. El escenario geopolítico de Europa y Asia Menor simulaba un campo de batalla de traspatio entre el Solimán y su archienemigo Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano cuyo poder parecía ilimitado tras el reciente descubrimiento de América. El antagonismo no solo era militar y político, ambos gobernantes abanderaban la causa de sus religiones para enaltecer sus ofensivas; Solimán en nombre del Islam y Carlos V del cristianismo. A través de su incesante búsqueda interior y pasando por ambas religiones, finalmente Nicolai toma contacto con la enseñanza de un maestro de la Tradición que lo conducirá por el camino del conocimiento verdadero, por el que confirmará que «el propósito de la existencia del hombre es conocer a Dios».