Silvia Miguens
En 1762, el Zar Pedro III muere en un complot y Catalina asume el cargo de emperatriz como sucesora de su esposo, lo que la convierte a los 33 años en Catalina de Rusia. Desde el primer momento, manifiesta los planteamientos que habrían de regir su política: fortalecimiento del Estado a nivel interno, apoyo ilimitado a la nobleza y acción exterior agresiva para lograr la hegemonía de Rusia en Europa oriental, y situarse en la comunidad internacional en un plano de superioridad. Pocas mujeres en el devenir de la historia levantaron tanta polémica alrededor de su persona como Catalina la Grande. Inteligente, culta, autoritaria, sagaz, apasionada, gran estratega y envuelta en todo tipo de conspiraciones cortesanas, la zarina que gobernó Rusia con mano de hierro es, sin duda, una de las grandes protagonistas del convulsionado siglo XVIII. Esta apasionante novela, que no deja de lado el rigor histórico, nos desvela las vivencias e intrigas personales y palaciegas de la gran zarina, su intensa y peculiar vida sexual, sus miedos, sus carencias y sus miserias. 10