Priscila Hernández
Mila se crió en las calles y para ella, no hubo mejor escuela que los bajos mundos de Chicago: violencia y estafas.Mila no fuma. Mila no bebe. Pero, Mila posee un gran defecto y ello también es su gran virtud. Su belleza y el arte de la manipulación esconden la verdadera esencia de su alma; un alma oscura, un alma avara, un alma pendenciera; un alma putrefacta. Libre de vicios terrenales, la más pequeña de las Novak transita por las sombras, mostrándose como una traicionera y atractiva moneda.Tiene dos caras, pero solamente exhibe una.Vagabunda, malviviente, ladrona, callejera... Y peligrosa.¿Quién iba a suponer que aquel cuervo vestido con harapos, suciedad y malos hábitos acabaría sellando el destino de un exitoso hombre de negocios?Mila lo tuvo en la mira, apuntó y disparó sin contemplaciones porque donde pone el ojo, pone la bala y para la AVARICIA, más, nunca es suficiente...